¡Más migración, por favor!

¿Por qué queremos recibir a más migrantes?

La mayor parte de los migrantes tienen entre 20 y 30 años, es decir, justo se encuentran al inicio de su etapa más productiva. Ya no requieren educación o atención como un niño, pero también están lejos de requerir servicios de salud y de pensiones, como un adulto mayor. Los migrantes llegan “ya educados”, es decir que no se tienen que invertir años en escuelas y llegan “directito a trabajar”. En Estados Unidos, más de la mitad de las personas que cuenten con un título de científico, ingeniero o un doctorado, son migrantes de otros países (aunque sólo 14% de la población de Estados Unidos es de otro país). Además, por la selectividad de lo que representa la migración y los costos que tiene, es más factible que la persona que llegue, tenga cierto nivel de recursos.

Económicamente, los migrantes usualmente contribuyen más a la economía de un país de lo que se llevan, mediante su trabajo, consumiendo productos y pagando por sus servicios e impuestos. Por ejemplo, se estima que los migrantes en Estados Unidos contribuyen 60 billones de dólares a su economía y se estima que un migrante en ese país paga aproximadamente mil 800 dólares más en impuestos al año de lo que reciben en beneficios de programas y servicios públicos.

Los países que más reciben migración, son también aquellos que sufren de un severo problema respecto al envejecimiento de su población. Sin tomar en cuenta a la migración, la mano de obra en Europa se reduciría 2.2% entre 2013 y 2020 pues su población es cada vez más vieja y ello genera presiones insostenibles a sus sistemas de salud y de pensiones. Sin embargo, la migración es uno de los factores que alivia las presiones de ese envejecimiento. Gracias a la migración, la mano de obra en Europa en realidad crecerá 1.2% entre 2010 y 2020. Además, se estima que para 2081, los migrantes en Europa agregaran cerca de 71 millones de personas en edad laboral.

Y, además, los migrantes traen su cultura y la comparten. Posiblemente en algunos años, sea normal festejar Diwalí en México, aparezca una torta de couscous con salsa picante y se puedan comprar arepas de choclo en el mercado. La cultura de los migrantes, cuando se recibe con empatía, genera un país mucho más diverso, abierto y rico. Además, en diferentes escenarios se ha observado que en lugares en los que hay más migrantes, las personas tienen una mejor actitud respecto a la migración, es decir, se quita el miedo y se deshacen del discurso de “nos vienen a robar o se vienen a quedar con nuestros trabajos” y aceptan con mayor facilidad a vecinos de otros países.

Pero los migrantes vienen a cometer delitos… ¿o no?

Posiblemente una de las principales preocupaciones que surge en un país receptor de migrantes es sobre los delitos que sufrirán por la llegada de esas nuevas personas. Y no los culpo. Yo también estaría muy preocupado sobre el incremento en delitos si las noticias que recibo sobre los migrantes solo hablan de sus delitos, de lo mal que se portan, de sus errores y hasta de que odian nuestra comida. Y así, con frases como “una banda de colombianos dedicada al robo” o “hondureño lidera banda de plagiarios” los medios de comunicación se aseguran de generar noticias negativas sobre los migrantes, escoger los casos especiales que generan mayor indignación y se aseguran de que sus consumidores tengan muy mala impresión sobre los migrantes.

Pero ¿qué nos dicen los datos? ¿los migrantes cometen delitos? En realidad es un análisis complejo, que requiere más que un simple conteo de delitos o de homicidios, particularmente porque el crimen tiene mucha fluctuación (y entonces depende de qué y cómo se cuenta y qué se compara) y porque todas las sociedades tienen cierto nivel de crimen. Es decir, sí, es posible que si llegan mil migrantes a un lugar cometan cierta cantidad de delitos, pero ¿son más delitos de los que cometen mil nativos? ¿eres más propenso a sufrir un delito con la llegada de migrantes?

Un estudio en Estados Unidos demostró que por cada cien mil personas, hay 1,521 nativos que son encarcelados, mientras que por cada cien mil migrantes sin documentos, hay 800 que son encarcelados y por cada cien mil migrantes con documentos, hay 325 que son encarcelados. Y ello, pese al sesgo en la policía de ese país para ver a personas de raza negra o latina como más sospechosos. También se encontró que la población de migrantes de Estados Unidos comete entre 20 y 70% menos delitos por cada cien mil habitantes, dependiendo del tipo de delito que se observa. Y de manera similar, ciudades con más migrantes, tengan o no documentos, no sufren más delitos que las ciudades con menos migrantes.

¿Eres más propenso a sufrir un delito con la llegada de migrantes? No. La idea de que “nos vienen a robar” son básicamente miedos promovidos en medios de comunicación. ¿Y eres más propenso a sufrir terrorismo? Tampoco. Los migrantes suelen portarse mejor que las personas promedio de los países a los que llegan. Los migrantes, incluidos aquellos de países con altos niveles de crimen y terrorismo, suelen reducir los niveles de ataques en los países a los que llegan y es posible que la migración reduzca la tasa de delitos de una ciudad.

Posiblemente por el proceso selectivo que representa migrar y porque las personas que llegan a un nuevo país tienen más respeto por las autoridades locales, miedo a ser deportados, poco conocimiento de la ciudad para que sus delitos sean efectivos, y carecen de una red para transformar los objetos que roban en efectivo, cometen pocos delitos. No, los migrantes no vienen a cometer delitos.

¿Y por qué queremos mandar a más migrantes?

Los migrantes suelen mandar remesas a los países de origen, que hoy equivalen casi a 700 mil millones de dólares cada año, es decir, el dinero que mandan los migrantes en el mundo equivale a la economía de Colombia y de Finlandia, juntas. Además, las remesas aumentan cuando hay algún desastre en el país de origen, es decir, llega dinero, y de manera directa, a quien más lo necesita. En muchos casos, esas remesas adicionales superan lo que mandan otros países como ayuda internacional.

Los migrantes no sólo mandan dinero de regreso a su país. Mandan también conocimiento e ideas. La transferencia de tecnología de un lugar a otro sucede de manera más fluida e intensa cuando hay migrantes. Incluso, en términos económicos, la migración se considera que tiene grandes beneficios a nivel global y que regiones sin bordes serían más productivas.

En los países de origen, migrar reduce el desempleo y promueve el uso de talentos de la población. Por ejemplo, Jaime Sánchez de la Vega, ingeniero trabajando hoy en un proyecto de la NASA, ¿qué oportunidades hubiera tenido de haberse quedado en su originario San Luis Río Colorado, Sonora? Además, las personas que se van al extranjero a estudiar, suelen contribuir con el desarrollo de su país, ya sea a distancia o a su regreso. Por ejemplo, una gran parte del gabinete actual del gobierno de México cuenta con estudios en alguna universidad de otro país.

¿Migrar por miedo?

Migrar a causa del miedo es una de las más terribles consecuencias de la violencia. Al día de hoy se estima que 41 millones de personas en el mundo se han tenido que mover dentro de su país y casi 30 millones de personas se han movido fuera de su país como consecuencia de algún tipo de violencia. Pero el problema es la violencia, no el movimiento mismo de las personas. Mandar migrantes desde aquellas regiones o países que están en conflicto o tienen altos niveles de violencia o miedo, mantiene a su población en condiciones que pueden ser relativamente mejores que en el origen. Además, la mayor parte de los migrantes que huyen de la violencia o de algún conflicto, planean regresar a su país en cuanto les sea posible.

El caso de Ciudad Juárez es muy emblemático para comprender los efectos del crimen y la violencia en la migración. Juárez tuvo casi 10 homicidios diarios en 2010, uno de los lugares más inseguros del mundo. Como resultado, cientos de miles de personas huyeron de esa ciudad en los últimos veinte años a causa de la violencia. Aproximadamente una de cada seis personas de Ciudad Juárez huyó de la ciudad cuando tuvo su peor momento de violencia, la mitad de ellos a algún lugar de Estados Unidos. Y mientras el gobierno y la sociedad en conjunto no logran una ciudad pacífica, mover a la población a lugares más seguros los pone en menor situación de riesgo.

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La migración, aunque es positiva para el origen y el destino, presenta también severos retos. La siguiente semana hablaremos de ellos.

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