Sin planeación, cinco semanas de clase presenciales que se volvieron una semana

En marzo del año pasado, se cerraron las escuelas por la crisis sanitaria de Covid-19. De acuerdo al semáforo, en la Ciudad de México el cambio de amarillo a verde del 7 de junio vendría acompañado del regreso presencial a clases. El Estado de México anunció el regreso para el 14 de junio. La decisión parecía improvisada ya que no se había estipulado un plan claro para el regreso y un precipitado regreso a clases podría provocar una acelerada transmisión de Covid-19. El regreso duró poco en la Ciudad de México pues el 19 de junio se cancelaron las clases presenciales ¿Cuál fue la motivación detrás del regreso a clase presenciales cuando faltaban unas cuantas semanas antes del cierre de ciclo?

La UNICEF, UNESCO y el Banco Mundial han subrayado que la brecha educativa podría acentuarse por el abandono escolar definitivo al alargarse el tiempo que permanecen cerradas las escuelas. En el ciclo 2020-2021, el número de alumnos inscritos con respecto al ciclo anterior se redujo 2% en primaria y 8.4% en la secundaria. ¿Qué se puede interpretar de estos números?, ¿el abandono escolar justifica la forma en que se tomó la decisión?

La fecha del fin de ciclo escolar establecida era el 9 de julio. Entre el 7 o 14 de junio y esta fecha apenas se acumulaban 4 o 5 semanas de clases. Las 5 semanas presenciales representan el 10% del periodo. En los comunicados a los coordinadores de las escuelas en el Estado de México, el regreso se estipuló como voluntario, mientras que en la Ciudad de México el mensaje fue mixto.

Abandono escolar definitivo previo al cierre de escuelas

Información publicada por la SEP nos permite informarnos sobre la deserción escolar previo al cierre de las escuelas. En el ciclo 18-19, las cifras reportadas de deserción fueron de 0.6% en escuelas primaria, y 4.4% en secundarias. Esto equivaldría a 80,000 estudiantes con primarias truncas y 285,000 con secundarias truncas en 2020. 

Figura 1: En términos del porcentaje de deserciones que se acumulan a lo largo del tiempo, durante los seis años que dura la primaria el 3.7% abandona los estudios, y durante los 3 años de secundaria el 14%.

Cambio en inscripciones durante el cierre de escuelas

Hasta ahora la información presentada nos familiariza con el abandono escolar previo a la pandemia. La encuesta ¨Medición del Impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED) 2020¨ llevada a cabo por el INEGI a nivel nacional nos permite dimensionar la extensión del posible impacto de la emergencia sanitaria. Esta encuesta se llevó a cabo de forma telefónica del 23 de noviembre al 18 de diciembre y tiene representatividad nacional.

El 1% de los inscritos en primaria y el 3% en secundaria no concluyeron el período 19-20,  este número de bajas está alineado con el porcentaje de abandono reportado en el ciclo anterior. Sin embargo, no todas las bajas implican abandono escolar: de los que no concluyeron el 19-20 en la encuesta, se reincorporaron en el siguiente ciclo el 63% en primaria y el 20% en secundaria. 

Figura 2: De aquellos que no se inscribieron en el ciclo 20-21 pero concluyeron el ciclo anterior en primarias, el 60% atribuye a Covid-19, el restante principalmente a la falta de recursos. De aquellos que no se inscribieron en el ciclo 20-21 y no estaban inscritos en el ciclo anterior, en su mayoría fue por la falta de recursos o porque al niño no le gustaron los estudios.

Para 2020-2021, el número de alumnos inscritos con respecto al ciclo anterior se redujo 2% en primaria y 7.5% en la secundaria. Estos valores contrastan con las tasas de deserción que se reportó en años anteriores, y equivale a 3.3 y 1.7 años transcurridos de abandono escolar (el abandono acumulado a través de varios años transcurridos se muestran en la figura 1). Es decir, durante la pandemia no se inscribieron casi 500,000 alumnos más de los que se esperaría en un año promedio.

Estudiantes ciclo 19-20 INEGIAbandono en un año promedioPorcentaje de inscripciones respecto al año anterior según encuesta 20-21Deserción en años transcurridos a la tasa promedioDiferencia
Primaria13,972,2690.6%2%3.31.4%
Secundaria6,473,6084.4%7.5%1.73.1%
En la encuesta se preguntó ¿(NOMBRE) estuvo inscrito(a) en el pasado año escolar 2019-2020? y ¿(NOMBRE) está inscrito(a) en el actual año escolar 2020-2021?, de donde se obtiene el porcentaje de inscripciones respecto al año anterior. La diferencia con lo esperado para el año es de 1.4% en primaria y 5.6% en secundaria, que son 196,000 y 268,100 niños más.

Los alumnos que no se inscribieron en el ciclo 20-21 que estaban inscritos el ciclo anterior, atribuyen directamente a Covid-19 la decisión por no inscribirse. A la pregunta “¿La razón principal por la que (NOMBRE) no está inscrito(a) en el actual año escolar es debido a la pandemia del COVID-19?” respondieron SI el 60% en primarias y el 40% en secundarias.

De aquellos que no estaban inscritos el ciclo anterior, el 96% no lo atribuye a Covid-19. También se preguntó “¿Cuál es la razón principal por la que (NOMBRE) no cursa el año escolar actual (2020/2021)?”. Las razones más mencionadas son que al niño no le gustaron los estudios y la falta de recursos en la familia, incluyendo que el niño tenga que trabajar.

No queda claro a partir de la encuesta si las bajas que se atribuyen a Covid-19 es porque algún padre de familia falleció o estuvo enfermo, o cómo se relaciona. De forma indirecta, las bajas por la falta de dinero y recursos en las familias podrían estar relacionadas a pérdida de trabajo provocado por la pandemia.

Impacto en el abandono escolar

La disminución en la matrícula del ciclo 20-21 es más del doble que el abandono en años anteriores. Como aseguran las organizaciones internacionales, el acceso y seguimiento del programa Aprende en Casa es diferenciado por nivel económico y la brecha educativa podría acentuarse. Sin embargo, las autoridades debían haberse preguntado ¿pueden unas cuantas semanas revertir el impacto en la brecha de desigualdad educativa? 

Unas cuantas semanas de clase no van a revertir años de un sistema educativo rezagado, sin recursos y en manos de figuras politizadas. La solución no es mantener las escuelas cerradas tampoco, sino regresar a clases de forma planeada para evitar brotes de infección. Se debe ver tanto por el derecho a la educación como por el derecho a la vida, y no poner en riesgo a la población innecesariamente. Una solución coordinada con las campañas de vacunación es necesaria ya que la mayoría de los padres de familia entre 20 y 40 años de edad aún no se han vacunado. 

Al final, los maestros no podían atender a los alumnos que fueron a los salones y al mismo tiempo a los que decidieron estudiar desde casa. Muchos salones estuvieron casi vacíos por la baja confianza en la reapertura, en menos de unas semanas el número de contagios aumentó, y las clases presenciales han sido canceladas en la Ciudad de México. Lo que era una oportunidad para reforzar el ciclo y aprovechar que las escuelas se mantenían cerradas para reorganizar y dar mantenimiento a las escuelas, pasó a ser una pérdida de energía y un intento fallido. 

Michelle Audirac

Estudié la Licenciatura de Matemáticas Aplicadas y la Maestría en Ciencia de Datos en el ITAM. Actualmente soy Asistente de Investigación en el Departamento de Estadística de la Universidad de Texas en Austin. Disfruto explorar datos complejos para descubrir patrones escondidos. Específicamente, me interesa la caracterización de la movilidad en las ciudades y la actividad humana, así como su asociación con resultados de salud y desigualdad.

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Category: CDMXCOVID19Educación

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